sábado, 4 de mayo de 2013

El lector


Interesante papel el que le toca vivir al lector, no sólo porque es el último eslabón de la cadena de comunicación para que el emisor- autor pueda dar por concluida su tarea, sino porque es una figura que, como más adelante veremos, goza de diferentes características, dependiendo de su formación, intereses, clase social, etc.

Desde hace varios años el papel del lector ha ido hinchándose de manera considerable, hasta alcanzar una preocupación máxima dentro de la investigación literaria.

Se intenta investigar de forma continuada el tipo de lector, y los distintos niveles para descifrar el texto, y la influencia que posee sobre el propio autor, a la hora de la producción de textos.

Es obligatorio en este punto citar a G. Prince, y mencionar su “Poética”. En ella nos explica de forma clara la existencia de una comunicación extratextual, que sería aquella que se centra en la obra como realización de escritura. Éste diferencia tres grados de lector:

-         Lector real (o empírico) como sujeto históricamente determinado que lee el texto.

-         Lector virtual (o medio típico) supuesto por el escritor, según ciertas expectativas y gustos, niveles culturales, ideologías, posición social, etc.

-         Lector ideal o modelo; este corresponde como hipótesis a la perfecta comprensión del texto, aun existiendo una verdadera complejidad en el mensaje.

-         Y por último, debemos tener en cuenta al lector- narrador.

De esta manera, y basándonos en  lo expuesto anteriormente, el alcance del texto dependerá, siempre, del alcance del lector, a la hora de interpretar y analizar el texto, así pues, el lector se puede quedar en uno de los primeros niveles de decodificación elemental o transcender a otros niveles estilísticos- connotativos.

Encontramos, también, que lectores distintos, pueden impresionarse de formas y maneras diferentes por un mismo texto, lo que refleja que el proceso creativo queda por encima de la percepción de lo escrito.

Sin duda, este breve artículo, nos da unas pequeñas pautas para saber el papel tan importante que juega el lector, que hace posible que el texto recobre vida y forma en su interpretación.

Esperemos que nunca nos falte ningún lector comprensible, para dar forma a una de las pasiones más humanizadas del hombre como es la literatura y todos sus pasadizos que nos llevan y nos conducen a mundos fantásticos, donde el autor y el lector son amigos eternamente agradecidos.

Raquel Viejobueno

 

 

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