TENTACIÓN
Tengo una botella vacía,
la noche se ha desnudado
y parece no tener aliento.
Juegan las sonrisas tatuadas
en aquel cristal roto de años.
Hay burbujas en esta habitación ebria de brasas,
donde el gemido ahoga el templo.
Columnas, escaleras marmóreas,
suben entre la desértica piel.
Se oye crujir el alma.
Susurros de sudor y nieblas,
senderos abiertos a olvidos y caricias,
un hueco inmenso
un pasillo largo sin explorar,
algún final de orgásmicos movimientos
para escapar de aquel “no” escarchado.
Las yemas serpentinas recorren el camino,
arrugan huellas de un cuerpo a la deriva.
Aquel tarro que estaba sin llenar,
está repleto de imágenes y segundos.
Se ha emborrachado de sí misma
del alba llorosa de cada mañana.
Apaga la luz,
deja dormir a su sombra
mientras en la percha cuelga el abrigo de sus ojos.
A Itamar Yadid
(Un buen compañero siempre es el oasis donde saciar la sed
de la vida)
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