viernes, 20 de junio de 2014

Indivisible, vencible e invisible

Indivisible, vencible e invisible.



 Da igual cuántas veces maquille mi rostro, o ponga sombras a mis miles de miradas. Es indiferente como escape de noche o como el día llore insomnios y locuras. No puedo dividir los tiempos que agonizan, y me han vencido las máscaras de ironías y silencios. Soy invisible, aún con un perfil sepia, allí, se pegan los gritos al hueco. Cuan pequeña es mi sombra, distorsionada, hecha de piedra y cal, que aun siendo de roca, es polvo para aquel mudo de vista.

 Invisible, como una ortografía mal compuesta a los ojos del que no sabe leer.



Raquel Viejobueno

4 comentarios:

  1. Hay miradas que tiemblan en el desvelo de una noche al igual que un río que corre hacia su muerte es incapaz de contemplar su propia danza. Leer entre líneas y pasiones no es dado a todo aquel que posee unos ojos. Ser invisible es muchas veces un don que nos libra de las clemencias ¡que suerte Raquel poseerlo!
    Me ha encantado tu prosa poética, una delicia leerte. Abrazos grandes.

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  2. Muchas gracias María por tus palabras, todo un lujo tenerte por aquí. Abrazos.

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  3. Seguí a Marianela Puebla, intrigada, para leerte. Me alegra haberlo hecho!

    Saludos, Raquel.

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  4. Saludos Amanda, un placer tenerte entre nosotros.

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Su comentaro está pendiente de revisión. Muchas gracias por su intervención.